Poli y Aurora llevan 37 años trabajando juntos en Moralzarzal. En 1981 comenzaron una andadura profesional juntos que les ha llevado a través de La Bodega hasta su gran éxito actual en Albero.
Poli y Aurora: “La clave de trabajar tantos años juntos es que siempre nos hemos respetado y nos hemos llevado muy bien”
Poli y Aurora, Luis Ángel González y Aurora Leiro llevan “toda la vida juntos”. Novios en 1974, se casaron al poco de llegar él de la mili en 1980 y en 1981 comenzaron una andadura profesional juntos que les ha llevado a través de La Bodega hasta su gran éxito actual en Albero.
Muy queridos en Moralzarzal ¿cómo consigue un matrimonio trabajar codo con codo 37 años (y los que les quedan) sin “tirarse los trastos a la cabeza”? “Con mucho respeto -dicen-, hemos tenido nuestras discusiones profesionales, pero siempre nos hemos respetado y nos hemos llevado muy bien”.
JF. ¿Cómo fue vuestro comienzo profesional juntos?
P. Mi hermana tenía La Bodeguita en la calle Antón y la iba a dejar. Yo trabajaba de albañil con mi padre, pero decidimos quedarnos con ella, aquellos 30 metros con tinajas, en los que vendíamos vino a granel y atendíamos a los clientes en un pequeño mostrador. Mi abuela nos dejo 50.000 pesetas para poder empezar.
A. Nuestro hijo Jorge nació el 5 de agosto de 1982 y yo recuerdo que llevaba la bebida a domicilio embarazada.
P. En el 82 ampliamos con el local de al lado y creamos La Bodega, donde estuvimos 30 años justos.
JF. Y decidisteis dar el salto a Albero, en la Plaza de Toros.
P. Me enteré que Albero quedaba libre un poco de casualidad. En La Bodega llevábamos dos años en los que veíamos que no tenía más recorrido, así que me senté a hablar con Aurora y la convencí.
A. Yo no quería ni bien ni mal. A mi me cuesta mucho decidir y me asusta cambiar, pero después lo doy todo.
P. Inauguramos el 17 de octubre de 2011 y el cambio profesional fue brutal. Decidimos empezar de cara al invierno para ir cogiendo experiencia, pero se volcó tanto la gente que siempre estaba lleno.
A. El cambio fue tremendo, todo era diferente, el tipo de comida, el preparar los menús, el volumen…
P. A mi me costó cambiar la mentalidad de trabajar solos a ser una empresa con varios trabajadores, pero tuvimos mucha suerte con el personal. Tenemos una plantilla estable casi desde el principio. Somos 10 personas, más los extras de verano y estamos encantados con ellos, lo ven como si fuera suyo y lo defienden a capa y espada.
JF. El éxito llegó desde el primer día ¿A qué creéis que se debe? (aquí comentan juntos).
P y A. Cogimos el pulso rápido al negocio y estamos encantados. El exito se debe a un conjunto de cosas. Hay tres fundamentales, la cocina casera, la calidad y el servicio. Luego hay aspectos como la seriedad en el horario, la formalidad con los proveedores, la limpieza, la rapidez en la atención al cliente, en los desayunos, en los menús, todo el mundo está atendido.
A. Llegamos a Albero en plena crisis económica, pero siempre trabajamos bien y no lo notamos. También nos hemos equivocado, pero siempre nos hemos levantado y seguido adelante.
La cocina casera de Aurora, la calidad y el servicio son fundamentales en el éxito de Albero
JF. Echaz una mirada hacia atrás y decidme con qué os quedáis.
A. Me quedo con el tremendo agradecimiento que me transmite la gente. Es increíble que la gente reconozca tanto mi trabajo, es algo que me sigue impactando porque me siento muy querida.
P. Yo estoy muy satisfecho de arriesgar, decidir y que haya salido bien. He sido valiente, pero claro, con el apoyo impresionante que tengo al lado (y señala con reconocimiento a Aurora).
A. Yo soy más cobarde, pero luego respondo.
JF. Ha pasado tanto tiempo de aquellos primeros años de La Bodega… ¿ha cambiado todo mucho?
P. Éramos muy jóvenes, empezamos con música, cañas, cubatas, luego ampliamos a comida… muchos clientes han crecido con nostros (y el que escribe es uno de ellos). Lo que ha cambiado mucho es Moral. Antes los días de diario en invierno había muy poco. Vivíamos de los fines de semana, el verano, la Semana Santa, la mayoría de la gente que tenía bares tenía que tener otro negocio.
De La Bodega siempre recuerdo las Fiestas, porque estábamos fuera del recorrido de bares, pero siempre hacíamos lo necesario para estar llenos a todas horas.
A. Todo el mundo alucinaba de lo que podía sacar de aquella cocina tan pequeña durante las Fiestas, pero es que comenzaba a prepararlas un mes antes para conseguirlo.
JF. ¿Cómo veis el futuro de vuestro negocio?
P. Estamos muy contentos porque sigue viniendo gente nueva y seguimos mejorando y creciendo. Nuestro hijo Jorge lleva trabajando dos años con nosotros en la cocina y va tomando el relevo. En el tiempo que ha estado Aurora de baja se ha encargado de todo y lo ha llevado genial. En el futuro veremos qué quiere hacer, porque este trabajo es muy sacrificado, siempre hay que estar y la gente quiere que estés. (Aurora se rompio una muñeca en septiembre, pero ya está recuperada y en forma).
JF. Ya sabemos lo arraigada que estaba hace años la tradición de los motes en nuestros pueblos. Hay que descubrir porqué Luis Ángel es Poli.
P. (Sonríe y comenta) Es el mote heredado de mi padre, que siempre solía pasar al hijo mayor.
A. Dicen que cuando su padre era pequeño le compraron una capa y que cuando se la ponía parecía un policía y con eso se quedó.
Texto: Juan Fco. Albertos. Foto: Juan Carlos Martínez.