Mari Luz Segovia Domínguez, nacida en Moralzarzal y empresaria en la vanguardia del comercio local desde 1992. Trabajadora infatigable – primero en Libra y luego en Toro, 9.500 días seguidos abiertos al pùblico- y persona extraordinaria, en este sentido está tocada por una varita mágica, porque es única.
Su dedicación le ha hecho perderse mucho tiempo de familia, pero es precisamente gracias a su apoyo -sus padres en su momento, su hermana, sus hijas y sobre todo su marido, Miguel- por lo que ha podido labrarse su éxito a lo largo de 26 años .
JF. ¿Cómo decidiste hacerte empresaria y montar un negocio?
ML. Había dejado mi trabajo en Madrid hacía un año, mi hija mayor, Luz, tenía 3 añitos y yo quería hacer algo en Moral. Vimos que prácticamente no había nada de papelería y que los libros de texto había que bajar a Villalba a comprarlos, así que, junto a mi amiga Tere, nos lanzamos y abrimos la papelería Libra en 1992 en la calle de la Iglesia.
«En aquellos años la calle de la Iglesia era la calle principal y todo el mundo pasaba por delante de Libra»
JF. ¿Cómo recuerdas esos inicios?
ML. Nunca había sido empresaria y recuerdo mucha ilusión y muchas horas de trabajo. A los dos años me quedé sóla con el negocio, empezamos a vender prensa, ampliamos la tienda y empezamos con regalos y complementos.
Fuimos creciendo poco a poco. Recuerdo cuando decidí introducir la venta de mochilas en la papelería y me decían ¿mochilas, quién va a comprar una mochila?
En aquellos años la calle de la Iglesia era la calle principal. Sólo existía el colegio San Miguel Arcángel -que hoy es El Raso- y todo el mundo pasaba por delante de la tienda. Teníamos la Tahona al lado y recuerdo las colas a la salida de Misa para comprar el pan y el periódico. El mercadillo se ponía en la calle de la Iglesia y era tremendo, en verano la cantidad de gente era increíble y vendíamos todo lo que poníamos en el escaparate.
JF. Han pasado 26 años y como ha cambiado todo…
ML. Éramos muy poquitos habitantes, nos conocíamos y había mucha confianza. A veces decía a mis clientes, esperadme cinco minutos que voy a buscar a la niña al cole. Y me esperaban, era diferente, si tenía que abrir hasta las tres, pues me quedaba. Sólo cerrábamos los domingos por la tarde, pero hubo una temporada que en Moral el comercio también cerraba los jueves por la tarde y un jueves por la tarde nació mi hija pequeña, Laura, porque era mi tarde libre -dice entre risas-. Estaba encantada con Libra y me costó mucho cambiar.
«El trato es fundamental porque puedes tardar años en conseguir un cliente, pero sólo segundos en perderlo»
JF. El 1 de diciembre de 2006 inauguras Toro, un salto muy importante que causó un verdadero impacto por su calidad, por su decoración… ¿Cómo fue?
ML. Moralzarzal crecía y se creaban nuevas zonas comerciales, como la Plaza de Toros o la de abajo de Marqués de Santillana. Nos decidimos por la Plaza de Toros, y aunque ahora parezca mentira, entonces había muchos clientes que nos decían que cómo nos íbamos tan lejos.
En Toro decidimos mantener todo el servicio de papelería, librería y prensa y aumentar el tema de regalos, complementos, algo de moda y decoración, que a mi me gusta mucho. Hicimos un gran esfuerzo en decoración, en montar un negocio moderno, acorde con la nueva zona de la Plaza de Toros.
Mantuvimos un año de transición con las dos tiendas abiertas y finalmente nos quedamos con Toro, donde seguimos teniendo un trato muy cercano y personalizado con nuestros clientes. Muchos vienen y nos dicen, quiero un regalo para tal o para cual, para que les enseñes, les aconsejes, les recuerdes lo que regaló el año pasado. El trato es fundamental porque puedes tardar años en conseguir un cliente, pero sólo segundos en perderlo.
JF. Y en Toro has pasado la crisis económica ¿Ahora mejora?
ML. Nosotros no empezamos a sentir la crisis hasta 2010. No perdimos clientes, pero si bajó el nivel de gasto, por lo que fuimos introduciendo algunas lineas de productos más económicos. Ahora la recuperación también se nota muy lentamente, si se ve más alegría, pero no mucho incremento del gasto.
«Tengo unos recuerdos maravillos de mi infancia en Moralzarzal y de la época del colegio, con mis amigos todo el día en la calle…»
JF. Naciste en Moralzarzal ¿Cómo era nuestro pueblo en tu infancia?
ML. Nací en la calle Barrio de Arriba, muy cerca de la Plaza. Tengo unos recuerdos maravillosos de mi infancia y de la época del colegio, con mis amigos todo el día en la calle -ahí estaba quien escribe-, disfrutando del pueblo. El marro en la Plaza, El Raso, el lavadero, las ruinas… Ahora también se vive muy bien Moralzarzal, aunque creo que a veces no sabemos la suerte que tenemos de vivir aquí.
JF. Y formas parte de la primera generación de chicas que fue al colegio con el gran maestro Don Manuel.
ML. Y eso si fue la bomba. Si Moral era un paraíso, lo era más por él. Hice 6º, 7º y 8º de EGB con Don Manuel. Era la primera vez que íbamos chicos y chicas juntos. Un maestro joven que nos entendía, su manera de hablarnos, sus consejos sobre cómo comportarnos y cómo vivir… Nos marcó muchísimo, con nosotras fue genial, nos abrió la mente. Y, además, los que quisimos fuimos al instituto y allí comprobamos que teníamos un nivel estupendo.
JF. Cuándo miras hacia atrás ¿con qué te quedas de tu recorrido empresarial?
ML. Doy las gracias a mis clientes que son los que hacen posible que sigamos adelante, al final somos una gran familia. Empecé con nada y ahora veo que lo que tengo en Toro es un poquito más grande, que cada día hemos ido dando algo más y que seguimos haciéndolo.
Texto: Juan Fco. Albertos. Foto: Juan Carlos Martínez.